viernes, 4 de enero de 2013


―Estoy bromeando. No me importa si no tienes un centavo a tu nombre. Te amo. Creo
que te he amado toda mi vida. ―Levantó una mano húmeda, colocándola sobre su
corazón. Sintió un hormigueo extraño que a veces tenía cuando ella lo tocaba―. — Dios
conceda que el objetivo de este guerrero sea verdadero como su corazón. Doblega al tiempo y
avanza, su compañera a su lado, no separados— ―dijo ella, moviendo las manos a través de
sus marcas de batalla como si estuviera leyendo Braille―. Esta soy yo. Ni siquiera el
tiempo podría separarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario